El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, anunció que enfrentará la crisis económica del país con un modelo denominado “50/50”, basado en la redistribución equitativa de los recursos fiscales entre el Estado central, los gobiernos locales y las universidades públicas. Su propuesta busca descentralizar el manejo de fondos, liberar las exportaciones y establecer un nuevo orden jurídico tributario que incluya un solo impuesto inferior al 10 % y una reducción de aranceles para promover la producción y el comercio.
Paz afirmó que trabajará con el apoyo de “países amigos” como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay para resolver la escasez de combustibles que afecta a Bolivia. Asimismo, planteó medidas para estabilizar la moneda nacional mediante un fondo especial y el control del Banco Central sobre la emisión de dinero, con el fin de frenar la inflación acumulada del 16,92 %. Durante su campaña, también propuso fomentar créditos accesibles y un esquema de “capitalismo para todos” orientado al impulso económico.
En su primera conferencia tras ganar la segunda vuelta con el 54,61 % de los votos, Paz adelantó que retomará relaciones diplomáticas con Estados Unidos y abrirá un nuevo diálogo con Chile. Además, prometió transparentar los acuerdos del gobierno saliente con Rusia y China sobre el litio. Su triunfo marca el cierre de un ciclo político de orientación izquierdista iniciado con Evo Morales en 2006 y continuado por Luis Arce, cuyo mandato concluirá oficialmente el 8 de noviembre, día en que Paz asumirá la Presidencia.



