El empresario y emisario ruso Kirik Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), planteó la construcción de un túnel ferroviario submarino que conecte Rusia y Estados Unidos por el estrecho de Bering, inspirado en el Eurotúnel que une Francia e Inglaterra. Dmitriev señaló que el proyecto podría costar alrededor de 65 mil millones de dólares, aunque afirmó que con la colaboración de The Boring Company, de Elon Musk, el presupuesto podría reducirse a 8 mil millones. Además, propuso que el túnel lleve el nombre de los expresidentes Vladimir Putin y Donald Trump, como símbolo de cooperación internacional.
Según el funcionario, la obra —de unos 70 millas de longitud— permitiría unir América con Afro-Eurasia, generando beneficios económicos a largo plazo y fortaleciendo las relaciones entre ambas potencias. Dmitriev aseguró que el financiamiento podría provenir del Kremlin y de socios internacionales, estimando un tiempo de ejecución de ocho años. La iniciativa, explicó, busca impulsar el comercio, el transporte de mercancías y la exploración conjunta de recursos entre ambos países.
Aunque la propuesta ha causado asombro, no es nueva: ideas similares se plantean desde el siglo XIX. En ese entonces, ingenieros estadounidenses como Joseph Strauss y Tung Yen Lin presentaron proyectos para unir Alaska y Siberia mediante puentes o túneles, sin éxito. Incluso China llegó a estudiar la posibilidad de una vía ferroviaria que cruzara el estrecho. Pese a las condiciones extremas de la zona, el estrecho de Bering sigue siendo visto como un punto estratégico para un eventual enlace entre Asia y América.
